viernes, 13 de marzo de 2015

Ana Grynbaum – Carteles mexicanos-

Inmediatamente después del envoltorio de smog, la segunda barrera con la que choqué al llegar a México fue la de la lengua. Por más advertida que se esté, es imposible no entrar en la ficción de que el español que una habla es uno solo, y que una lo domina… Durante todo el mes que duró mi viaje encontré en diversos lugares públicos carteles, anuncios y graffitis que me enrostraban hasta qué
punto no sólo no hablamos el mismo español, sino que tampoco lo escribimos. Así fue armándose una colección de imágenes que dicen con palabras algo más que las meras palabras contenidas.

Tlalpan, México D.F. 


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Jardín de la casa de León Trotsky, Coyoacán, D.F.
Bajo este cartel hay una especie de bañera cuadrada con agua estancada –a modo de fuente- donde se arrojan monedas.

¿Qué querrá decir el letrero? ¿Faltará puntuación? ¿Qué significará “deseo” en este caso…? ¿Serán las moneditas que se arrojan a una fuente…?

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Cuernavaca, Morelos
Un mounstrito es un mounstro chiquito, obvio.

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Coyoacán
Te hablo directamente para que me entiendas.

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Coyoacán 
Qué necesidad de entrar en detalles.

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Local de la cadena de restaurantes Sanborns,
  Miguel Ángel  de Quevedo y División del Norte, Coyoacán
A buen entendedor, ni puntos ni comas.

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Vidriera de un comercio en la Delegación Juárez, D.F. 
¡Cuidado conmigo!
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Mercado de los Sabores, Puebla de los Ángeles
Las increíbles virtudes del exceso de café.

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Entrada a la iglesia de San Francisco Acatepec, valle de Puebla
El Padre Jesús tiene problemas de calvicie…

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Coyoacán 
Aludiendo a lo que todos sabemos.

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Coyoacán 
El que no se divorcia es porque no quiere.

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Coyoacán 
Acá en Uruguay a nadie se le ocurre convocar a la gente insatisfecha porque, si llegaran todos juntos, no cabrían en ninguna parte.

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Reglamento para usar la piscina en el Hotel Bajo el volcán, Cuernavaca 
Que quede claro: ni borrachos ni desnudos.

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Entrada de un restaurante en la Delegación Álvaro Obregón, D.F. 
Te digo que no y es no: no discriminamos a nadie, nunca discriminamos a nadie y no volveremos a hacerlo. No corre más que en las cantinas no se admitan “Ni perros ni mujeres ni mendigos ni uniformados”.


Y sin embargo…

Bar El Edén de Adán, Puebla de los Ángeles 


He aquí un eventual cliente discriminado:



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Mercado de artesanías de San Ángel, D.F. 
Mujeres como noches nubladas…

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Terminal de autobuses de Cuernavaca
Autobuses exclusivos para mujeres… ¡Qué cosas pasarán para que surja una oferta de esa índole!

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Mercado de artesanías, Coyoacán 

Tlalpan 
No olvidar a algunos de los tantísimos que faltan.

Y hablando de faltas, no quiero terminar sin mencionar algunas de las fotos que me quedaron en el debe (porque si ni siquiera las menciono, no pertenecerán a la colección de ningún modo). Por ejemplo: un cartel publicitario que aseguraba que los productos comercializados por cierta empresa no eran chinos, otro de una muchacha que se postulaba para un cargo político esgrimiendo como argumento princeps el de su juventud, alguno de los tantos carteles en portón de garaje advirtiendo: “respete mi entrada y yo respeto su coche”, el de los “comerciantes ambulantes” del Zócalo de Cuernavaca que pretendían echar al alcalde y se despedían con un “atentamente”, el del museo del Palacio de Cortés que establece precios diferenciales para extranjeros y para mexicanos, el de la terminal de los autobuses Tapo que ya ni me acuerdo lo que decía pero no pude fotografiar porque un policía me lo impidió puesto que me encontraba en jurisdicción de la Policía Federal… Será en otra oportunidad.-

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