viernes, 21 de noviembre de 2014

Ana Grynbaum – La mujer de Fulanito -

Muy posiblemente sea verdad que pronto no haya más mujeres, como anuncian l@s teóric@s del transgénero. Como reflexionaban los personajes de Trainspotting, no habrá más mujeres ni hombres, en su lugar: just people.

Mark Twain diría que con eso es suficiente para que el veneno de la especie subsista, aunque las probabilidades de que los seres humanos se exterminen también son altas. No me voy a embarcar en imaginar cuánto de humano o de inhumano tengan nuestros no queridos hijos del futuro, en su corta travesía por un mundo que –según advierten- habrá de extinguir toda forma de vida: de eso ya se encarga la televisión.

Mal que pese a algun@s, ese género presuntamente en vías de extinción llamado mujer, ha ofrecido –y me temo que aún ofrece- algunos especímenes dignos de atención. Viajando un siglo hacia el pasado y entrando en la gloriosa Rusia revolucionaria se encuentran Lyla Brik y Nadezhda Krupskaya.
Hay imágenes que no me dejan en paz hasta que hago algo con ellas. De este modo se me presentaron algunas fotos de Lyla Brik y de Nadezhda Krupskaya, exigiéndome un engarce de palabras. Procuraré satisfacerlas.

Curiosamente la información disponible acerca de estas… “damas”, en pleno siglo XXI, antes de describir sus obras, menciona los nombres de sus parejas. Como si el hecho de haber sido “la mujer de” Fulano y de Mengano constituyera su principal mérito. Pienso: menos mal que no llegué a dar delete al binomio hombre-mujer que fue inscripto en mi mente, porque éste sigue en nuestra cultura tan campante como Johnnie. Atrincherarse en el último grito del pensamiento, no resulta una buena idea. Las ideologías no perecen: se acumulan, se superponen, se amalgaman, unas recubren a otras, algunas parecen asfixiar al resto, y sin embargo las sometidas subsisten y nos saltan a la cara en los momentos más inopinados.

Lili y Nadezhda fueron contemporáneas. Lili Brik escribió libros y guiones cinematográficos, dirigió y actuó en varios films. Formó parte de uno de los más talentosos círculos de artistas rusos –junto a Maiakovsky, Einsestein, Vertov, Pasternak, etc.- durante uno de los momentos fermentales de la cultura rusa –primeros años del gobierno soviético-. Nadezhda Krupskaya fue escritora y educadora, revolucionaria bolchevique -sufrió exilio y cárcel durante los últimos estertores de la Rusia zarista-, prominente figura del aparato soviético de la primera época, feminista. Llegando a ser Comisaria de Educación, estuvo a la cabeza de la creación del sistema educativo del nuevo régimen y del desarrollo de las bibliotecas públicas. Además, Lili y Nadezhda fueron, respectivamente, la amante de Vladimir Maiakovsy y la esposa de Vladimir Illich –también conocido como Lenin-.

Lili, a diferencia de Nadezhda, fue la musa de varios de sus contemporáneos, especialmente de Maiakovsky, pero también posó para Rodchenko, Chagall, Matisse, etc. Mirando las fotos a la vista salta su talento para inspirar. Lili encarna el paradigma de la musa artista, y la imposibilidad de diferenciar con claridad a quien hace arte de quien lo inspira. En mi entrada sobre La venus de Polanski aparece algo de esta tendencia de algunas musas a devorarse la escena.

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Esta es probablemente la imagen más difundida de Lili. A través de este poster -realizado por Alexander Rodchenko en 1924- Lili promueve la educación del pueblo, al igual que Nadezhda. La palabra que grita es “libros” y el poster forma parte de una campaña de alfabetización. Nótese cómo Lili, lleva el clásico pañuelo de trabajadora atado a la cabeza –el cual, afortunadamente, no usaba en su vida personal-.

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Las fotos que me interrogan irán desfilando en pares:

I – Parejas románticas




II – Ocio al aire libre




III – Trabajando




III – Posando



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Para quien pueda sospechar que la principal diferencia entre ambas damas en estas fotos consiste en que Nadezhda es mayor que Lili, incluyo esta foto de Nadezhda joven:


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¿Por qué, a ojos vista, Lili fue una musa y Nadezhda no?

- En primer lugar, una musa tiene una relación erótica privilegiada con su propio cuerpo. Dicha relación supera los estándares de la moda. La belleza que el arte persigue no viene en estado puro. Lili sabe lucir incluso su celulitis.

- En tanto ser abocado a la creación, una musa es por definición vulnerable, afectable, pasible de metamorfosis, tan ligera como para salir volando. Nadezhda se muestra como una mujer poderosa, entera, empaquetada en su ropa, pesada. Encarna la figura de la matrona; nada más “realista”, nada más opuesto a la poesía.

- Para posar junto a su Vladimir, Lili no necesitaba guardar ninguna forma particular, podía fluir. Todo lo opuesto sucedía con Nadezhda y su Vladimir, cuya relación estaba atravesada por trascendentes cuestiones de estado.

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Pero… ¿cómo afirmar que Nadezhda no es una musa, cuando me inspiró este texto…? ¡Caramba!

Y no sólo a mí, también ha inspirado a diseñadores de moda, cf.: http://www.polyvore.com/nadezhda_krupskaya/set?id=34937908

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Tal vez no falte mucho para el día en que tenga que enfrentar a un mutante adolescente preguntándome: ¿En tu época, había hombres y mujeres? Entonces, sin reiterar una vez más que mi época es la misma que la suya, le respondería que sí, que había mujeres y hombres. Y que algun@s entre ell@s se atraían según líneas de afinidad sutiles. O quizá responda que no, que sólo había algunos seres que pretendían ser hombres y otros que pretendían ser mujeres. Y que algunos ejemplares interpretaban su papel con gracia sublime.-



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